Querido yo de diez años:
Hoy, al mirar esa vieja foto donde tienes los ojos llenos de sueños y las manos listas para abrazar el mundo, decidí escribirte.
¿Sabías que la vida no será como lo imaginas?
No, no será todo tan sencillo ni siempre tan colorido, pero no te preocupes, porque esas pequeñas tormentas que crees que te hundirán, son las que te enseñarán a volar.
En estos momentos me encuentro, parada en el umbral de algo grande.
Algo que pensaba que jamás ocurriría: crecimiento.
No, no te asustes.
Eso no quiere decir que vayas a perder lo que fuiste, ni olvidar esa emoción tan tuya que sentías al correr por el parque con el viento en la cara.
Implica, en realidad, comenzar a descubrirte con otros matices.
Ser un poco más tú.
Reconocerte en esa parte de ti que aún tiembla, que aún se pregunta, que se atreve.
A veces sientes que todo lo que has levantado podría deshacerse con el primer soplo de duda.
Como si tu historia fuera apenas un castillo de arena, a merced de la marea.
No olvides que incluso lo que parece frágil guarda una belleza profunda.
Porque no todo lo valioso necesita ser eterno para tener sentido.
Tal vez no puedas verlo ahora, aunque un día lo entenderás.
Y eso que te quita el sueño, que parece tan urgente, tan determinante… quizá no lo sea tanto.
Los errores no son fracasos, sino la manera que tiene la vida de mostrarnos el camino que de otro modo no hubiéramos tomado.
En el futuro, cuando sientas que te pierdes, recuerda que siempre hay algo, o alguien, dispuesto a encender una luz.
Y no te preocupes tanto por lo que viene, porque siempre hay más tiempo del que crees.
Querido yo, deseo susurrarte al oído y decirte que está bien abrazar el miedo.
No saber lo que depara el mañana, no tener todas las respuestas.
La vida no es una ecuación matemática, ni una lista de tareas que completar.
Más bien se trata de un viaje que se construye en el momento en que decides dar el siguiente paso, incluso cuando no sabes a dónde te lleva.
No dejes que te digan que el futuro se presenta incierto, ten en cuenta que importa más lo que tú decidas hacer con él.
Y cuando llegues a este lugar, donde yo estoy ahora, vas a mirar atrás y comprobarás que cada momento valió la pena, aunque en ocasiones no lo entendiste.
Ah, y eso que tanto temes, lo que parece un obstáculo infranqueable, créeme, se convierte en el trampolín que te catapultará a lo más alto.
Con esperanza,
Tu yo del futuro
Gracias por leer mis reflexiones en “Dónde surge la magia”.
Bea ✨
A veces tienes que mirar hacia atrás para darte cuenta todo lo que has avanzado.
Este escrito forma parte de la sección Historias cotidianas, en la que comparto escritos cortos (y no tan cortos) que se mueven entre la ficción y la autoficción, que pueden ser leídos en cualquier momento.
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